"Dejaron crecer las villas miseria y parece que lo hicieran a propósito"
El sacerdote fue el portavoz de los curas de las parroquias del cordón oeste.
Esta semana se reunieron con la Defensoría del Pueblo para canalizar sus reclamos. Denuncia un aumento de la criminalidad, la falta de infraestructura y la inacción de Niñez.
Crudeza. “A este ritmo vamos a llegar a 150 homicidios al año, lo cual volvería a posicionar a Santa Fe entre las ciudades más violentas de Latinoamérica”, dijo el cura.
Marginación, pobreza y exclusión son los signos que llevan como una cruz muchos de los vecinos del cordón oeste de la ciudad. Muchas veces son los curas villeros quienes deben alzar la voz para que aquellos “sin voz” puedan ser escuchados. Hoy fue el turno del cura Ernesto Aguera, que pertenece a la parroquia Virgen de los Pobres, ubicada en la esquina de Misiones y 12 de Octubre, en el corazón de Villa Yapeyú, al límite noroeste santafesino.
El padre Ernesto participó el jueves de una reunión convocada por el Defensor del Pueblo, Raúl Lamberto, que había sido previamente coordinada con el arzobispo José María Arancedo. Sobre la gastada mesa de madera parroquial, el sacerdote regó un calvario de reclamos como portavoz de los vecinos y de sus pares de las demás parroquias del oeste, que lo secundaron durante la reunión.
El sacerdote llevaba consigo carpetas con anotaciones y reclamos de larga data, lo que habla a las claras de la postergación social que viven, ya que muchos de esos pedidos son de hace años atrás y todavía no fueron solucionados. Habló de la existencia de reclamos comunes a todas las parroquias del oeste, y destacó tres cuestiones urgentes: la criminalidad y la ausencia del Estado para combatirla, la degradación urbana y el desempeño de la Subsecretaría de la Niñez; a los que consideró como problemas “muy graves”.
Radiografía de la violencia
“En los barrios trabajamos en red con las distintas instituciones, pero las instancias superiores brillan por su ausencia”, comenzó diciendo el padre Ernesto.
—¿Cuál es el pulso de la violencia que palpan en la parroquia del barrio?
—Hasta noviembre tuvimos un año muy tranquilo, gracias a Dios y a la presencia del Estado, pero en diciembre se dispararon los asaltos y robos, y aumentaron exponencialmente los homicidios. Si hacemos un cálculo, a este ritmo vamos a llegar a 150 homicidios al año, lo cual volvería a posicionar a Santa Fe entre las ciudades más violentas de Latinoamérica, con unos 450 mil habitantes, nada más. Entonces, vemos que los entes estatales no están funcionando.
—¿Hace falta mayor prevención?
—La Policía de Santa Fe sólo son juntacadáveres, actúan cuando ya está el muerto; previamente, nada.
—¿En los barrios del cordón oeste no se ve la presencia de las fuerzas federales que arribaron a la ciudad?
—No. En otras épocas se vieron un poco, pero acá tiene que haber un plan coordinado, porque no es cuestión de traer un montón de gente un mes y que después desaparezca. Además, para que recorran la calle principal y nada más no sirve. Acá tiene que haber un trabajo serio de inteligencia y prevención, y no hacer “chapa”. Falta un ajuste en el desempeño de los organismos estatales.
Postergación urbana
Otro de los puntos a los que se refirió el cura Ernesto, tiene que ver con la falta de infraestructura y urbanismo, y sus consecuencias en la vida cotidiana.
—¿Cuáles son las prioridades de lo que falta en infraestructura en el barrio?
—Con el Plan Abre se hizo una muy buena tarea en nuestro barrio, y hay que decirlo. Porque así como criticamos también felicitamos. Pero tenemos un grave problema con la Municipalidad: se han bloqueado calles porque se construyó sobre las mismas, y se lo venimos advirtiendo al intendente y a la Municipalidad desde septiembre de 2015, por nota y con fotos. No nos dieron bolilla, por supuesto. Dejaron crecer las villas miseria y parece que lo hicieran a propósito.
Otro tema es que la recolección de basura no llega a todo el barrio. Si venís por Teniente Loza bajando de la Circunvalación Oeste te encontrás con un montón de basurales a cielo abierto y de noche no hay luz. Entonces, la mejor manera de atracar a una persona es en los rulos de la Circunvalación. Creo que tenemos tantos derechos como el que vive en el centro de la ciudad. Es una pena que se la pasen gastando en iluminación de un color, de otro para los bulevares y la peatonal y acá no nos cambian un foquito en más de un año. Eso es un síntoma claro de discriminación, porque acá todo el mundo se la da de “progre” pero seguimos siendo tan oligarcas como en el año 30.
— El intendente dijo días atrás que su objetivo para estos dos años que le quedan de gestión será esta zona de la ciudad, ¿están al tanto de ello?
— Estoy seguro de que miente, porque ya en 2015 dijo lo mismo. Tuvimos una reunión junto a varios de estos sacerdotes (señaló a quienes lo acompañaban) en la que dijo lo mismo, y las cosas empeoraron. De varias calles que tenían que asfaltar, sólo asfaltaron avenida Santa Fe, mientras que calle Misiones, frente a la parroquia, es el monumento al pozo. Acá tengo una carpeta donde guardo todo lo que le reclamamos en 2016. No hizo nada. Entonces es fácil mentir para los medios, pero la realidad es otra. Vení a caminar estas calles un día de lluvia y te vas a dar cuenta, porque hoy está espléndido porque hay sol y hace mucho que no llueve, pero si vas al fondo del barrio a la zona de las casitas de plástico, que habitan desde 2003, no tienen ni siquiera una zanja. Se lo reclamamos hace dos años y medio. Cero respuesta.
Niñez
Sobre el final de la entrevista, el párroco de la iglesia Virgen de los Pobres se refirió a la “desprotección” que sufren ciertos niños del barrio de parte del Estado.
— ¿Qué reparos tiene sobre el accionar de la Subsecretaría de Niñez?
— La realidad es que la Subsecretaría de Niñez no funciona. No sé si esto tiene consecuencias pero yo digo la verdad. A mí me preocupa mucho y tenemos casos concretos de chicas y chicos abusados que permanecen con sus abusadores. Yo no soy ministro pero entiendo que la Subsecretaría debe actuar para separar inmediatamente a unos de otros. Las escuelas llaman cada vez que ocurre un caso y todo muere en un cajón. Y las víctimas tienen que convivir durante años con sus abusadores. Busquen en archivos el caso de uno de los niños de la escuela Hipólito Yrigoyen que fue asesinado hace dos años por sus propios padres, y había una medida que nunca la hicieron cumplir efectivamente. Entonces, si tenemos un organismo que no funciona, que no gasten plata en “ñoquis”. Si nos escandalizamos cuando vemos lo que pasaba en Colombia y ocurre hoy en México, sepan que vamos hacia allí.
El caso al que hizo mención el padre Ernesto es el del niño Nicolás Almada, de 6 años, quien fue asesinado a golpes a fines de 2016. Su madre y su padrastro fueron detenidos (al año ella fue liberada). El menor había sido separado del grupo familiar por decisión de la Subsecretaría de la Niñez de la provincia, pero regresó luego y ocurrió lo peor.
Prioridad
A fines de febrero, el intendente José Corral dijo que viene trabajando junto a Hábitat de Nación en proyectos de intervención integral (como ya se hizo en Chalet y San Lorenzo, entre otros) para el noroeste de la ciudad, con barrio Yapeyú como centro, para Loyola y San Agustín. Y aseguró que ése será su objetivo para los próximos dos años.